La Chaya es la fiesta ancestral por antonomasia de la provincia de La Rioja, "La fiesta de los tres días", una gran fiesta de amistad y de alegría, de compartir y dejar a un lado todas las penas.

Cuenta la historia que los primeros españoles llegados a estas tierras se encontraron con una fiesta singular de agua y danza que celebraban los diaguitas festejando la finalización de las cosechas, aunque en La Rioja de hoy esté muy ligada al Carnaval de febrero. Es entonces cuando se realiza el Festival Nacional de la Chaya, además de las típicos topamientos (acercamiento festivo) por los barrios, con agua, harina, albahaca, vino y vidalas para refrescar la amistad de todos.
La chaya riojana reconoce como principal protagonista al pujllay un muñeco de trapo. Este dios del carnaval, Pujllay nace el sábado anterior al carnaval y su entierro tiene lugar el Domingo de Cenizas o Domingo de Pusllay. Hoy, la Chaya se celebra con distintos matices pero con el objetivo común de unificar a todos los riojanos en el festejo. Así, se festeja con harina, agua y albaca, en todos los pueblos y barrios donde se realizan los tradicionales “Topamientos” entre familias, presididos por el “Compadre” y la “Cuma”, bajo el reinado del Pujllay.
La expresión de convocatoria multitudinaria es el festival folklórico que se realiza por las noches en “El Puquial”, que a diferencia de los demás realizados en el país, tiene la característica de que unos pocos escuchan a los artistas sentados en sillas, sino jugando con harina y bailando al ritmo pegadizo de chayas, chacareras, zambas y en general todos los ritmos folklóricos.
Este festival denominado “Chaya” se realiza todos los años durante el fin de semana en la segunda quincena del mes de Febrero.